Testimonio para amantes del ballet. Merece la pena leerlo.
- bailoteandoenlared
- 15 dic 2015
- 10 Min. de lectura

Nací el 25 de marzo de 1990, llovía a cántaros, era un día gris horrible pero para mi madre según lo que todos cuentan fue el mejor de su vida. Pero era muy joven apenas tenía 18 años. Fue un parto complicado y su frágil cuerpo no pudo soportarlo, murió una semana después y lo único que pudo hacer por mí de todo aquello que tenia planeado fue el nombre.
Mi madre quería que hiciera algo grande en la vida, que llegara a ser alguien importante en el camino que eligiera, fuera este cual fuera. Pero mi historia comparada con la suya no es nada interesante, por eso he decidido que será mejor contar la suya.
Mi madre nació el 11 de junio de 1972, procedía de una familia acomodada y muy estricta en cuanto a la religión se refería. Desde los 4 años la apuntaron a clases de ballet, sus padres pensaban que eso le enseñaría lo dura que era la vida y que aprendería a ser una mujer fuerte en el futuro. Pero mi madre no lo veía como un aprendizaje sobre la vida sino como un hobby el cual le encantaba, enseguida se vio que tenía un don para la danza clásica los movimientos, que las otras niñas tardaban semanas en aprender, ella en una tarde los sacaba, tenia un sentido del ritmo perfecto y se notaba que disfrutaba bailando.
Fue la primera de su clase, con tan solo 7 años, controlaba el Pointe. Fue ese mismo año la primera vez que participo en un concurso de danza clásica. Mi madre vivía en Cáceres y fue allí donde ganó su primera competición a nivel regional, siguió ese año su trayectoria y gano la competición autonómica y tras ello fue a las que todo deportista de cualquier tipo desea llegar a las que abarcan toda España. Mi abuela no creía que llegaría a ganar pero le hacia ilusión y pensó que era una buena forma de mantener la vida de su hija bien encaminada. Mi madre fue, hizo una coreografía con la melodía del lago de los cisnes, su baile estaba repleto de chasées, Demi plié, soutenus y ronds de jambes. Eran los que mejor le salían aunque su danza incluía muchas más y todas ellas perfectamente ejecutadas, dice mi abuela cada vez que cuenta la historia. Al contrario de las creencias de mi abuela, mi madre gano.
A partir de entonces se entrego en cuerpo y alma a la danza ya no era simplemente un hobby sino un reto personal, quería ser la mejor, que todo el mundo la admirara y quisiera aprender de ella, quería ganar el respeto de su padre que consideraba que la danza estaba bien para un rato, pero no para vivir de ella.
Así siguió y a los 12 años era muy admirada en Extremadura donde hacia muchos espectáculos y siendo sinceros también le pagaban bien. Pero mi madre quería ir a Madrid, a la capital, hacerse un hueco allí, llegar a ser conocida y que algún productor de danza clásica estadounidense la viera y quisiera hacerle un contrato, pues este era el sueño de su vida. Así poco a poco fue introduciendo sus ideas en la cabeza de su madre que estaba cada vez mas ilusionada con la idea de que su hija llegara a ser una importante bailarina, y tanto fue así que al cabo de dos meses la tenía completamente convencida, pero quedaba la parte mas dura conseguir la aprobación de su padre sin la cual no podría hacer nada.
Fue mi abuela la que se encargo de esta parte y tras muchas horas hablando, argumentando con el consiguió que mi abuelo aceptara internar a mi madre en un colegio de Madrid el cual daba opción a seguir cursos de ballet. Asíque mi madre partió hacia Madrid al comienzo del curso escolar, con doce años para hacer 1º de ESO y seguir con sus estudios de danza. Estuvo dos años en el internado sus notas eran excelentes pues era una de las condiciones que había impuesto su padre que su media no podía bajar de un 8, sino tendría que volver a casa y olvidarse para siempre de volver a bailar, y eso era algo a lo que ella no estaba dispuesta de ninguna manera.
Daba clases de danza todos los días durante 3 horas y los sábados y domingos 6 horas. Durante ese tiempo perfecciono enormemente su técnica, no había movimiento o paso que se le resistiera incluso incluía en sus bailes algunos pasos propios que a todo el mundo encantaban.
Mi abuela pensaba que era la mejor bailarina del mundo, cuenta que cuando se subía al escenario y comenzaba a bailar la gente se quedaba sin respiración, que todos estaban atentos expectantes por el siguiente paso que ejecutaría, que era como un rallo de luz que aparece en medio de un día gris, que te hace sonreír. La verdad es que con el tiempo mi abuelo también se fue enamorando de la manera de bailar de mi madre aunque no quisiera aceptarlo, y cada vez que representaba una nueva obra se desplazaba a Madrid para acudir al estreno, y con el siempre tenían que ir mi abuela y los dos hermanos mayores de mi madre, todos debían estar presentes para contemplarla.
Llego el día que mi madre llevaba tanto tiempo esperando, un productor estadounidense la vio bailar y quedo maravillado, le propuso que fuera a Nueva York que allí su carrera podría lanzarse y llegar a ser la mejor bailarina. Por supuesto mi madre no se lo pensó y acepto y sus padres tampoco opusieron resistencia esta vez. Con tan solo catorce años mi madre fue a vivir a un país extranjero, con un idioma distinto que no controlaba, lejos de su familia, tenía miedo de lo que pudiera ocurrir pero eso no la echo para atrás sabía muy bien lo que quería.
Cuando llegó al que iba a ser su nuevo hogar quedo maravillada, el colegio estaba instaurado en un antiguo castillo, todo decorado con muebles del siglo 18. Por las mañanas tenía clases normales donde estudiaba matemáticas, lengua, historia…. Y por las tardes se dedicaba en una academia dirigida por John Casteel, el productor que la llevo hasta allí, donde continuaba perfeccionándose.
Mi madre siempre había bailado sola, interpretaba obras para solistas, pero John creyó que le sacaría mucho beneficio al baile en pareja, y decidió que empezaría poco a poco a bailar con un chico. El chico era Erik, un joven encantador de 17 años que llevaba bailando desde los 6 años.
Al principio solo ensayaban juntos dos días a la semana, pero enseguida se vio que había una conexión especial entre los dos cuando bailaban, y que si lo explotaban llegarían a ser inalcanzables en un futuro no muy lejano. Fue así como empezaron a ensayar todos los días juntos, para mi madre fue un reto pues estaba acostumbrada a bailar en solitario, a improvisar dejándose llevar por la música, y no lo podía hacer bailando con Erik, pues sino el no podría seguirla y se estropearía todo el baile.
El tiempo fue pasando y la relación entre Erik y mi madre fue creciendo ya no eran tan solo una pareja de baile, sino que se fueron haciendo amigos, muy amigos. Salían juntos los fines de semana que tenían tiempo y los dos disfrutaban mucho de la compañía del otro.
Llego el gran día en que anunciaron a la pareja que serían ellos los que interpretarían el nuevo espectáculo del Cascanueces, y si eso salía bien sería el impulso definitivo a la carrera de ambos, pues entre el público habría importantísimos representantes, a los que si agradaban quizás los contratara.
El sueño que había perseguido mi madre desde muy pequeña ya no era el mismo, ahora incluía a Erik, ya no podía imaginarse bailando sin el, o con otro que no lo fuera. Dependían el uno del otro, si uno estaba mal el otro también, si uno hacía tal cosa el otro lo seguía, parecían siameses. Todos estaréis pensando que si tan era así ¿no se enamoraron?, ¿no llegaron a tener una relación? Claro que fue así y ese chico, es mi padre.
Su relación comenzó cuando mi madre contaba con quince años y mi padre con dieciocho, ya ensayaban juntos todos los días y era algo que se veía venir, algo que tarde o temprano acabaría ocurriendo, y así fue.
Pero volvamos al baile, cuando les dijeron que ellos serían los protagonistas mi madre tenía dieciséis años. Comenzaron a ensayar con el doble de intensidad, todos los días, cada vez que tenían un minuto libre.
Hay que decir que el Cascanueces es un baile de difícil interpretación, al principio baila la chica sola y luego sale el príncipe y se tiene que acomodar a su danza desenfrenada, cuando ella estaba interpretando un suave baile, luego la música va disminuyéndose y tienen que ir bajando la intensidad a un ritmo casi inexistente para volver a subir hasta un ritmo medio y hay mantener, en ese momento la chica sale de escena y queda el príncipe maldiciéndose por tener aspecto de muñeco, y se lanza en un baile desenfrenado hasta que vuelve a aparecer su amada y gracias a su mágico baile consigue que el príncipe vuelva a su aspecto humano y triunfe el amor.
El día del estreno fue el 31 de enero de 1988, la sala del teatro estaba repleta, ya no cabía ni un alfiler. Mi madre temblaba de miedo, de emoción, de pánico. Mi padre la abrazaba para tranquilizarla.
En la sala como no, se encontraba la familia de mi madre, deseosa de verla bailar de nuevo. Comenzó la música y salió, la chica humilde que busca a su príncipe, realizando unos movimientos lentos, de gran técnica, armoniosos…. Esa parte duraba 10 minutos, y todo el mundo estaba expectante, esperando ver el próximo movimiento que se realizaría. Llego el momento de la primera aparición del príncipe, la melodía cambió y comenzó un baile desenfrenado, pero en el se seguí viendo la perfección de los movimientos, y otros de extremada complicación, sobre todo en los portes, en los que un segundo de retraso por parte de un miembro de la pareja, una mano, un pie mal colocado, todo prácticamente podía producir una caída o una descoordinación que estropearía todo el baile.
Pero no sucedió, todo salió perfecto y el baile continúo. Al fin de la representación todo el mundo estaba con el corazón en un puño, aunque todo el mundo sabía el final la expectación era enorme, y cuando el príncipe se transformo y triunfo el amor todo el mundo hombres, mujeres, niños, ancianos, todos estaban llorando, se levantaron y dedicaron a la bella pareja una enorme ovación, tanto así que tuvieron que volver a salir tres veces para seguir recibiendo los aplausos del público.
Estaban agotados pero más emocionados y no podían estarse quietos, en ese momento llegó Jack Gautier, un productor muy importante que les propuso un contrato para viajar por toda America interpretando el Cascanueces. Un mes después comenzó la jira.
Durante todo un año estuvieron viajando, de ciudad en ciudad y en todas ellas triunfaban, en todas ellas pedían que volvieran, querían volver a verlos.
Tenían poco tiempo para estar juntos, pero lo sacaban de donde fuera, pero llegó el día en que mi madre empezó a preocuparse, tenía un retraso, solo tenía 17 años y tener un hijo en ese momento estropearía toda su carrera.
Resulto que si estaba embarazada, su representante le dijo que abortara, su familia también, si le hubieran preguntado a sus admiradores seguramente hubieran contestado lo mismo, pero a ella solo le importaba lo que opinara Erik, y este dijo que si quería siguiera adelante, que siempre estaría a su lado.
Los obstáculos fueron mucho, parecía que el mundo se le venía encima, su familia le dio la espalda por haberse quedado embarazada fuera del matrimonio, era algo imperdonable. Su representante nunca mas quiso saber de ella, y Erik que le había prometido que siempre estaría a su lado mintió. Comenzó a ensayar con otra chica, no hacían tan buena pareja como la habían hecho mis padres pero no estaba mal.
Ya no iba todos los días a verla, no la llamaba casi, y poco a poco fue desapareciendo. Firmo un contrato para ir de gira con la otra chica cuando mi madre estaba embarazada de seis meses, y se fue de la ciudad.
Mi madre tuvo que sobrevivir sola, con el dinero que había ahorrado de la jira. Su embarazo fue complicado, paso largos periodos ingresada en el hospital, pero era una luchadora y salió adelante.
En el octavo mes de embarazo el corazón de mi abuela se ablando y fue a ayudar a mi madre, nunca se imaginó que la encontraría tan mal, pálida, sin fuerza alguna, extremadamente delgada lo único que tenía era tripa, y hundida en una profunda depresión. El 25 de marzo se puso de parto, y mi abuela la llevo al hospital, tardaba mucho en dilatar y al final decidieron que sería mejor hacer una cesárea. Así se hizo, al despertar mi madre pidió verme, no tenía nombre aun no lo había decidido, pero en cuanto me tuvo en sus brazos supo cual tenía que ser.
Mi padre llegó seis días después, paso a la habitación de mi madre a verla y de paso al bebe. Vio el estado en el que se encontraba mi madre que no era casi capaz de mantener los ojos abiertos. Mi madre le dijo lo siguiente <<quiero que mi hija llegue donde yo no pude llegar, y que ningún parásito se interponga en su camino>> Al acabar la frase acabo su vida.
Mi padre si hizo cargo de mí. Me llevaba con el a todas partes en todas sus giras, cuando cumplí seis años me puso un profesor para que me enseñara todo eso que se aprendía en la escuela, que a él no le parecía importante, pues solo le importaba el baile. A mí me empezó a enseñar y a ponerme profesoras desde los tres años, y la verdad es que me gusta mucho, aunque no se me dé tan bien como a él ni como se le dio a mi madre.
La verdad nunca he sabido muy bien que sentir por mi padre, le quiero por supuesto me ha educado, criado, lo ha hecho todo por mí. Lo admiro como bailarín y profesor. Pero una parte de mi ser no puede impedir que sienta odio hacia aquel chico que Abandonó a mi madre cuando estaba embarazada, que tanto dolor le produjo.
Yo seguí en cierto modo los pasos de mi madre pero no de un modo tan extremo, me dedique más a mis estudios, y ahora estudio derecho en Harvard, a la vez que continúo bailando pero ya como hobby. Mi reto en la vida es llegar a ser una importante defensora de los derechos de las mujeres.
Un último dato, el nombre que eligió mi madre fue Victoria.Principio del formularioFinal del formulario
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